Vestimos la conciencia
con el traje de domingo
y procuramos no incordiarnos
con incómodas preguntas
y eludimos cualquier cosa
que se asemeje a un compromiso.
Nos basta con mirarnos
y estar cerca para saber
lo que pensamos y sentimos.
Nadie puede dar más
en tan poco tiempo,
seguro que la felicidad no sea esto
pero sabemos que sería lamentable
vivir sin habernos conocido.