Se supone que cuando se está entre los brazos,
bajo las sábanas de quién nos tiene cautivados,
a quién seducimos y nos seduce y a quién terminamos
entregándonos, totalmente.....tan totalmente
tan extasiados, tan embriagados de esa locura
que proporciona una noche de hotel clandestina,
y de la celeridad que impone la despedida,
se puede comprender que por un descuído
nos olvidemos algo.