Fuimos dos rivales en el corazón,
luchamos por un hombre
que no merecía nuestro amor.
Jugaba a conquistarnos
y se burló de las dos.
Alimentamos el odio,
creció el dolor,
nos declaramos la guerra,
la lucha de nada sirvió.
Ahora simbólicamente
enterramos el hacha de guerra
aprendimos la lección,
no habrá hombre en la tierra
que nos envenene con su amor.