La espera tiene su recompensa,
impaciente se cuentan las horas,
los días que se eternizan en la rutina,
hasta que llega el ansiado momento.
Se iluminan los ojos,
brota una alegría del corazón
que no se justifica
y que los demás no entienden.
Es alcanzar
el más profundo de los sueños,
calmar la sed, el hambre
que sólo la pasión sacia.